Esas fotos

Cuando las haces ni te das cuenta, pero son esas fotos las que con el paso de los años adquieren cierta identidad mientras que al tiempo, un halo de espiritualidad casi inapreciable, se hace solo perceptible a los ojos de aquellos que tomaron parte de las mismas, y que después de una vaga espera, apenas ni reconocen que son quienes estaban justo ahí, en medio de la fantasmagórica sala del pasado. Son esas fotos las que de forma inevitable hacen que en lo mas profundo de tu ser, el nudo de la nostalgia se apriete con fuerza recordándote que lo que un día fue, quizás se haya disipado en la laguna del recuerdo, como si de un pájaro se tratase, que pasando al vuelo tras la ventana de una estancia, llamase la atención de tu persona, que con la curiosidad de comprobar si lo visto era cierto, corre a la ventana para contemplar que ya no está, que se ha ido dejando tras de sí esa amarga y perenne duda: ¿fue lo vivido real?, o todo ha de quedar desfigurado implacablemente por el paulatino virus del olvido. Cuando las haces ni te das cuenta, ni siquiera crees haberlas hecho, ni siquiera crees que aquellos pudieran ser los colores, los vestidos o las formas, unas formas condenadas a la transformación de lo cotidiano, del presente, del esquivo "ahora". Y uno se resiste a contemplar esas fotos porque tiene la certeza de seguir conservando parte de aquella insolente juventud, de aquella arrogante inexperiencia y de aquella inocencia pura de quien tiene un largo camino por recorrer y que viéndolas pierde de golpe una parte de su vida, esa parte que nunca querrías perder y que se escapa con cada movimiento de las manillas de un reloj. La vida pasa sin remedio, sin escrúpulos, sin alternativa, dejando tras de si únicamente esas fotos.